Hace un par de años atrás, el 25 de diciembre era un día literalmente de reencuentro, pues las familias, vecinos y amigos se reunían para compartir el “recalentado” de la noche buena, hacer un brindis, contar anécdotas y ver cómo los niños disfrutaban de sus regalos; eso sin contar los grandes actos y celebraciones que se realizaban a nivel nacional e internacional; sin embargo, hoy, tras dos años de pandemia, las cosas cambiaron, pues aunque algunos, casi de manera irresponsable han salido a realizar las actividades tradicionales, la gran mayoría se quedó en casa, a celebrar la llegada del Niño Dios solo con su núcleo familiar más cercano, dejando las felicitaciones para sus allegados nuevamente a las vías virtuales y también algunos festejos organizados por las naciones fueron canceladas o modificadas.
Según los expertos consultados, la pandemia en si ha hecho que toda la perspectiva navideña que se tenía hasta hace poco, cambie.
“Por segundo año consecutivo, cuando las vacunas parecían ofrecer un horizonte algo más esperanzador, el repunte de contagios lanzó un jarro de agua fría para las celebraciones por la Navidad, que nuevamente fue ensombrecida por la pandemia de coronavirus, cuya variante ómicron ha provocado nuevas restricciones que afectan los reencuentros familiares y los grandes actos como misas de gallo, peregrinaciones, festivales de fuegos artificiales, entre otros”, explicó el sociólogo Alfredo Mendoza.
Y es que los cambios no solo se registraron en las vivencias tradicionales de las familias, igual a nivel internacional, todos los actos que se tenían pensado para el 24 y 25 de diciembre sufrieron cancelaciones o cambios y reorganizaciones. En Belén, lugar de nacimiento de Jesús, según la tradición cristiana, el sector hotelero que esperaba la llegada de turistas está decepcionado. Tras un confinamiento casi total hace un año, Israel volvió a cerrar sus fronteras.
Los scouts, con sus boinas con pompón en la cabeza, efectuaron su tradicional desfile en el casco histórico, bajo un cielo cubierto y el frío matinal. El sonido de los tambores y las gaitas trajo un poco de alegría a la plaza del Pesebre, junto a la Basílica de la Natividad, que no contó con gran afluencia de gente.
Misa de Navidad
En el Vaticano, el papa Francisco presidió el viernes la tradicional misa de Navidad en la basílica de San Pedro: ya el sábado al mediodía dirigió su octava bendición Urbi et Orbi desde la misma plaza.
En general, las celebraciones fueron en su mayoría más distendidas que el año anterior, cuando apenas se empezaban a administrar las primeras vacunas. En Estados Unidos, millones cruzaron el país para reunirse con sus familias, pese a las restricciones.
Pero la pandemia sigue allí: los neerlandeses están confinados, Broadway anuló los espectáculos navideños, Perú prohibió reuniones familiares y fiestas en Navidad y España reintrodujo la mascarilla obligatoria en la calle, mientras que su región Cataluña impuso un toque de queda nocturno.
“Un fragmento de esperanza”
Los australianos, los primeros en celebrar la Navidad, pudieron en su mayoría viajar por el interior del país y reencontrarse con parientes por primera vez desde el inicio de la pandemia a pesar del récord de contagios registrado.
“Todos hemos sido testigos de escenas conmovedoras de gente reencontrándose en aeropuertos después de meses de separación”, dijo el arzobispo católico de Sídney, Anthony Fisher, en su mensaje navideño. “En un periodo tan sombrío, Navidad es un rayo de sol, un fragmento de esperanza”, agregó.
Para el primer ministro británico Boris Johnson, un certificado de vacunación sería el mejor regalo a pies del árbol. En Moscú, en pleno periodo de tensión con los países occidentales por Ucrania, Vladimir Putin pidió a “Ded Moroz” (el Abuelo Frío, el Papá Noel ruso) que ayude a Rusia a llevar a buen puerto sus proyectos. “Espero que no solamente nos traiga regalos, sino que también concrete los proyectos del país y de cada uno de sus ciudadanos”, dijo el presidente.
Operación trineo
Pero los cierres de fronteras no impidieron dar la vuelta al famoso trineo impulsado por renos. Canadá le abrió su espacio aéreo después de presentase un certificado de vacunación y un test negativo, dijo el ministro de Transportes. Toda la tripulación del trineo de Papá Noel ha recibido la luz verde, incluso ‘Rodolfo’ cuya “nariz era de color rojo brillante, pero se aseguraron que no tenía síntomas de la COVID-19 antes de despegar”.
Lo mismo en Australia. “Nuestros controladores aéreos guiarán al Papá Noel usando nuestra tecnología de vigilancia (…) para garantizar que él y sus renos estén seguros y en buen camino para entregar los regalos”, declaro a los medios de comunicacion la autoridad de seguridad aérea australiana, en concordancia con la canadiense con miras a que esta ilucion infantil no se pierda.