Son los titanes de la cultura
El poeta cubano José Martí dijo que “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. No es que todos tengamos que hacerlo, pero es una manera de decir que nos recordarán por nuestras obras, nuestras acciones y nuestros ejemplos. En resumen, dejar nuestra huella.
Las tres se podrían cumplir, pero no es tan fácil. El escribir un libro en nuestro medio, por ejemplo, no es una tarea que resulte atractiva para muchos por los reparos y la falta de apoyo que se le presenta a los noveles escritores o pretendientes a serlo, así nos comenta Billy Castillo, dibujante, artista de comics y escritor.
“La producción tiene varias etapas. La parte creativa muchas veces puede llevarte años y luego este producto se presenta a una casa editorial que lo publica, si encuentra potencial comercial en la obra. En ese aspecto, las editoriales son muy accesibles y reciben los manuscritos abiertamente, pero es la etapa en la que muchos escritores noveles se desaniman, porque no reciben el visto bueno para sus obras, pero es bueno recordar que nadie tiene la suerte de publicar a la primera”, señaló.
Para quienes quieren que nadie interfiera en su trabajo, añade, existe la opción de la autoedición, en la que el escritor asume los costos y riesgos de producción y la casa editorial hace la gestión ejecutiva en cuanto a registros, pagos legales e impresión. En todo caso, no es tan difícil producir, es un tema de contar con el capital, lo difícil es generar manuscritos de calidad.

Por su parte, el también escritor José Párraga, más conocido como “El Escribidor”, nos manifiesta que cualquiera pueda escribir un libro, lo difícil es conseguir apoyo institucional porque la excusa de siempre, en casi todas las empresas privadas o instituciones públicas, es que no existe o no cuentan con presupuesto, siendo la solución la producción propia.
Para El Escribidor, la Feria Internacional del Libro, recientemente realizada en nuestra ciudad, es de una gran ayuda, pero es una actividad organizada y promovida por quienes comercializan los libros, donde el escritor o el autor vienen a ser la quinta rueda del carro, y aclara que ellos no son tomados en cuenta, según Párraga son relegados al último lugar del evento.
Otro aspecto que se debería hacer, según Castillo, es liberar de la carga impositiva todo lo que es producción intelectual, porque eso encarece los productos e impide que se pueda competir con producción pirata, del mismo pensar es Párraga, ya que esta práctica afecta grandemente. Ambos coinciden en que, como en todo, cualquier producto que no tributa hace competencia desleal a la producción local. Desde libros y discos, hasta la producción de ropa.
Sobre la cultura lectora de nuestra sociedad, “El Escribidor” asegura que somos un pueblo lector, y lo respalda con la Feria Internacional del Libro, además de varias miniferias que se realizan a lo largo del año, pero añade que Santa Cruz sabe qué leer y el escritor que no vende, es porque no sabe cómo vender su producción, además se debe sumar la tecnología, todo se consigue por medio de internet y en los celulares, “debemos adaptarnos a los nuevos tiempos, a los cambios, a esto que llegó y que nos cambió la manera de pensar y ver las cosas”, aseguró José Párraga.
Para Billy Castillo, el hábito de la lectura ha crecido en los últimos 10 años, pero según su punto de vista todavía estamos muy lejos de considerarnos una sociedad lectora, apunta a que los estudiantes no comprenden lo que leen (con muy pocas excepciones), están cada vez más acostumbrados a “aprender” mirando Youtube.
En opinión de Párraga, una de las causas para que la gente no lea puede ser el factor económico, ya que el precio de muchas de las obras literarias es demasiado elevado y eso impide que sean de fácil acceso. Castillo comparte ese criterio, “los libros son un producto caro, si es que no tomamos en cuenta el costo de producción desde la idea, el tiempo que el escritor dedica a un manuscrito hasta que llega y es imposible competir con productos piratas. Una opción sería que el gobierno realice recopilaciones de antologías o ediciones “de bolsillo” de autores locales para ayudar en su difusión”, asegura.
En lo que ambos autores cruceños coinciden, es que vale la pena aportar a la cultura de Santa Cruz.